¿Para qué me levanto hoy? ¿Cuál es el sentido de ir a trabajar?
En muchas oportunidades me sentía atrapado en mi trabajo. No me pasó una sola vez. Fueron varias.
Tardé décadas en darme cuenta que no era un simple inconformismo. Si bien trabajé en general varios años en cada empleo que tuve, eventualmente se producía un agotamiento.
Podrías pensar que es algo natural que se da por el simple paso del tiempo. Y puede que tengas razón.
En mi caso entendí que eran claras señales que era la forma de trabajo, y no el trabajo en sí lo que debía cambiar.
Emprender te hace avanzar (y muchas veces retroceder) en terrenos dinámicos, movedizos. A veces, simplemente impredecibles.
Ya no se trata de hacer el trabajo que nos encomendaran.
Ahora debemos ser jefe, operador, cobrador, ser ‘el de atención al cliente’, vendedor. Todo junto.
Ese sentimiento abrumador es el que provoca un freno por el cual la mayoría no da el paso hacia la aventura.
Sí. Puede verse como una aventura. Pero, ¿lo es?
Tal vez sea hora de pensar qué pretendes para tu carrera.
Hay muchas oportunidades ahí fuera, listas para ser aprovechadas.
Puede ser que el solo hecho de pensar en dejar el trabajo te dé miedo. Pero al menos deberías dar un paso atrás y evaluar tu situación. No pierdes nada si decides evaluar tus opciones.
Y cuando pienses que emprender es riesgoso, te propongo repasar estos cinco puntos:
TU VIDA. TU SALUD. TU FAMILIA.
Durante la pandemia nuestra salud física y mental sufrió un duro golpe.
De a poco hemos retomado la rutina. De estar siempre en casa, a ir 2-3 veces a la oficina, o más.
Viajar. Metro, tren, bus. Minutos, horas gastados nuevamente para ir y venir.
La posibilidad de mejorar nuestra salud, de darle tiempo a nuestro cuerpo para ejercitarse queda reducida a ir muy temprano a la mañana a un gimnasio, o hacerlo al terminar nuestra jornada laboral, ya cansados.
Trabajar para uno mismo nos permite elegir si lo haremos desde casa solos, o en un ‘CoWorking’ para tener algo más de presencia y mayor vinculación con otros.
Menores desplazamientos, menos reuniones, menos llamados. O, simplemente, los que consideramos necesarios.
Ahora aprovecho el tiempo para, mientras hago lo que me gusta, mejorar mi salud mental y física.
Además, tengo más tiempo para mi familia. Mi esposa e hijos se benefician con mi presencia, y yo con la de ellos. Puedo ir a eventos en el cole, o caminar un martes a las 10 de la mañana con mi mujer.
Ahora puedo.
El no poder hacer esas cosas son ‘costos indirectos’ de nuestra situación. No cuestan una determinada cantidad de dinero. Su valor es otro, superior.
Es calidad de vida.
Estar más cerca de tu familia te permite afirmar el motivo por el que dar ese paso.
TU LIBERTAD. TU TIEMPO.
Cuando era niño y me invitaban a casa de un amigo, o iba a jugar con mis primos, las horas (generalmente varias!) pasaban como segundos.
Pero el tiempo cuando somos pequeños pasa despacio. Cada día es una aventura. Todo es disfrute.
A medida que vamos creciendo crecen las responsabilidades. En el estudio primero. En el trabajo y la vida en general después.
Y así, de golpe, tenemos 20-30-40 …
El tiempo pasa. Ni rápido ni lento. Pero pasa.
¿Cuántos años esperaremos para poder dedicar tiempo a nuestros seres queridos?
LA MENTIRA DEL ‘CRECIMIENTO CORPORATIVO’.
El riesgo es trabajar tanto para darles una ‘mejor calidad de vida’, cuando una buena parte de esa calidad de vida se las negamos al estar todo el tiempo trabajando.
El ‘work/life’ balance de las empresas es una mentira. Esa mesa de ping-pong, el futbolín, o que te hagan masajes, el café gratis son medios para un fin.
Todo eso es para que pases más tiempo allí. Y menos con los tuyos.
Hasta que un día te llaman y te dicen que no lo tomemos de forma personal, pero que ‘ha habido una reestructuración’, o que ‘las ganancias de nuestra filial en México no fueron buenas’ … cuando vives en Argentina! Y que por lo tanto, se prescinde de tus servicios.
Eres un número. Y permanecerás en la empresa mientras ese número sea redituable para el negocio. Cuando no lo sea, bueno .. ya sabes.
Los días de carreras de más de 30 años en las empresas se han acabado.
Empléate a ti mismo y tendrás el jefe que te mereces.
ARREPENTIMIENTO Y LOGROS.
El arrepentimiento es una de las emociones más difíciles de experimentar.
No querrás mirar atrás dentro de diez años y desear haber empezado antes.
Desearías haberle dado al menos una oportunidad a tu yo más joven.
¿Habrá riesgo de fracasar? Por supuesto que sí.
¿Cometerás errores?
Totalmente seguro de eso.
¿Te recuperarás y siempre podrás volver a encontrar trabajo si tienes talento?
Por supuesto.
Dedica tu tiempo a estudiar, a capacitarte más y más en aquello que te apasiona y a encontrar personas que necesiten lo que vendes.
Créeme, están ahí fuera.
Construir tu propio negocio es posible.
Tú controlas el esfuerzo y hasta dónde quieres llegar.
Tú tomas las decisiones.
DISFRUTE.
Vuelvo al principio del artículo.
¿Y si logramos construir algo que nos permita levantarnos felices de la cama cada día?
¿Si apostamos por nosotros, haciendo lo que nos gusta, con quienes queremos hacerlo?
¿No es esa la forma de vivir una vida más plena desde lo laboral?
Reflexiona. No hace falta precipitarse y lanzarse a la aventura de emprender sin un plan.
Cuidemos nuestro trabajo actual, mientras construimos el propio.
Si yo pude hacerlo, seguro que tú puedes también.
Estoy contigo.